¿Cómo se renueva a un mito sin perder sus señas de identidad? Una difícil pregunta a la que seguro que es capaz de responder Crystal Dynamics, el estudio al que Eidos le cedió el rumbo de la saga Tomb Raider tras El Ángel de la Oscuridad (2003), última entrega realizada por Core y que casi provocó (a pesar de no ser tan malo como muchos aseguraban) la desaparición de la hasta entonces exitosa serie.
Tomb Raider: Legend (2006), séptima incursión en la saga, propició que la franquicia volviese de la tumba del ostracismo crítico a estar de nuevo entre los primeros puestos de venta y las notas más altas de webs y magazines del sector. La fórmula de Lara había sido renovada y actualizada. Y todo gracias a Crystal Dynamics y a Toby Gard, papá de la criatura que volvió para encargarse de una hija que, según dijo, Core y Eidos habían sobreexplotado.
Tras homenajear la década de vida de la serie con TR: Anniversary (2007), remake del primer juego con algunos cambios en la historia para que encajasen con el nuevo pasado que Legend creó para el personaje, Crystal Dynamics se encargó de preparar el salto de la arqueóloga a la actual generación HD. TR: Underworld (2008) continuó la historia donde Legend la había dejado, con Lara profundizando en lo sucedido a su madre.
A pesar de las buenas críticas y ventas en general que obtuvo, Crystal Dynamics y Eidos, ahora propiedad de Square Enix, han decidido no continuar con el estilo habitual de la saga ni con la apariencia característica del personaje, desechando la idea de que la nueva entrega fuese una secuela de Underworld. Tomb Raider, escueto título que ya viene a dejar claro que esto no es tan solo un juego más de la saga, renovará no solo la serie, sino la marca entera.
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